Todos tenemos un ser querido así
Si sos de esos tipos que les gritan cosas a las minas por la calle, o que justifica los abusos verbales y físicos diciendo que ellas se los buscan por cómo se visten, todavía estás a tiempo de dejar de ser un pelotudo. Pensá si a vos te gustaría que invadan tu espacio personal o que te juzguen por cómo te vestís, o cómo te sentiste si alguna vez lo hicieron, y tratá de aplicar en tu vida diaria el no hacer lo que no te gustaría que te hagan ni a vos, ni a tu vieja, tu hermana, tu esposa, tu novia, tu tía, o tu abuela. Ya sabemos que no es del todo tu culpa, que a lo mejor en el fondo sos un buen tipo a pesar de esto, que nuestra sociedad está impregnada de una mentalidad tan aberrantemente condicionadora sobre cómo debería actuar cada género que a veces es difícil desprenderse de un montón de actitudes que uno ni siquiera sabe que tiene. Pero no tenés excusa para no poner tu granito de arena y tratar de que todos vivamos un poco más felices y cómodos con nosotros mismos y con los que nos rodean. Que todos podamos vivir sin tener en medio el factor del abuso a la hora de elegir cómo salimos a la vereda, sin que tu pareja tenga que irse a dormir pensando en si le van a gritar algo cuando vaya mañana a trabajar, o si algún hijo de puta se va a querer propasar. No tenés excusa para no hablar del tema, para no discutirlo, para callar a los que te lo ponen delante de tus ojos, para no tomarlo como un problema real que nos importa a todos. No tenés excusa para no tratar de hacer las cosas mejor también en este aspecto de tu vida, como seguramente lo hacés en muchos otros.