Nota 2

El problema es esa cosa de que a uno nada le satisface, esa tensión entre el hambre y la necesidad, entre lo hecho y lo demandado, el que mejorarse a uno mismo no alcance para cubrir la realización de todo un espectro de deseos. El amor por el hacer, la pasión, se convierten en una carga y una tortura al no poder despegarse de aquello en lo que no quiere admitirse estar limitado, haber fallado o chocado contra el fracaso. Así no hay cuerpo que aguante.

Nota 1

Escribo en cafés, en casa, en el colectivo, en ratos libres, en ratos ocupados, regularmente y a destiempo. No tengo una rutina de escritor, y eso está mal. Tampoco publico seguido, y eso también está mal. Un escritor que no escribe seguido y tampoco le muestra sus escritos al mundo (y el mundo puede ser la persona más próxima, el que está sentado al lado) no es exactamente un escritor, es un tipo con un hobby.

Lo que a mí me desalienta es la cantidad de laburo por hacer, la hoja en blanco, el no saber qué poner ni cómo mierda lo pueda criticar la gente, la cantidad de horizontes que se me pueden abrir de golpe y la tristeza de no poder abarcar todo en el lapso de una vida humana. Me desalienta tanto saber que nunca voy a llegar a escribir todo lo que quisiera como el hecho de que me voy a morir sin haber leído todo lo que quiero leer, ni saber todo lo que quiero saber.

No sé si escribir es la mayor de mis pasiones, pero al menos es una, y a la vez me consume y me reporta tanto placer como todas las demás. A lo mejor no es escribir lo que me gusta, no es cantar, no es programar ni planear, sino simplemente hacer cosas que requieran de algún esfuerzo intelectual, pero entre todo me termino perdiendo en la nada. Confecciono interminables listas de tareas para estar al corriente de todo lo que tengo por hacer en cada uno de los aspectos de mi vida, y termino casi siempre deprimido ante la realidad de que ni por putas puedo ocuparme de todo lo que quiero, siempre algo termina quedando para después o cancelado.

Al menos escribir me sirve como catarsis, pero no siempre estoy dispuesto a hacerlo, a decirme a mí mismo que no puedo con todo lo que quiero hacer, que así no hay cuerpo ni cabeza que aguante, por más terapia y listas que uno haga. Debería aprender a priorizar y a dejar ir cosas, pero ni siquiera estoy seguro de querer hacerlo.