Despierto

Cuando se duerme ese otro que soy yo es que realmente puedo empezar a despertar. A despertar y ser quien quiero, ir a donde deseo, construir a partir de lo que me paraliza cuando no soy yo, incluso después de haberse echado por tierra todo lo que creí tener.

Ese otro es el miedo, es el odio, es la destrucción de mis deseos. Es quien me encierra y me dice que afuera no hay nada para mí, quien me siembra esas dudas que no desaparecen, pero a las que ya no temo cuando despierto: la soledad, el silencio, la distancia, la decepción, el dolor.

Es posible que este despertar sea en realidad otro sueño, pero no me importa. Si el lugar en donde creo estar está dado vuelta, aún así parece más cómoda esa inversión que conformarse a una vida de estar despierto pero inmóvil en la oscuridad. Si es un sueño, al menos en el sueño puedo escapar y encontrar algo distinto de lo corriente, de lo que me llena de desesperanza en mis momentos de vigilia.

Puedo soñar otros lugares, otros mundos. Otras lunas, suelos rojos. Mundos donde nadie necesita hablar para comunicarse, donde la comprensión y el entendimiento son inmediatos, donde no es necesario adivinar ni ocultar intenciones, deseos, sentimientos, pensamientos, donde no se puede ser juzgado por ellos.

Un lugar donde las dudas se convierten en una mera sombra.

Ya es mañana

Siempre se vuelve, eventualmente. O al menos hasta que un día no volvemos más, pero ahí ya es tarde para notarlo. Podemos escaparnos de lo que somos durante un rato, tomarnos un descanso, ponernos un disfraz, soñar, pero al final siempre se vuelve.

Está en nosotros volver igual que antes o volver con algo más. Que el camino de regreso esté lleno de escollos, que el tránsito esté colapsado, que el vuelo sea turbulento, o que no haya nada que nos impida una vuelta tranquila, una ruta casi vacía, un cielo sin vientos, un suelo llano. Que llueva, o que sea un día sombrío, o un día soleado. También está en nosotros la propia actitud frente a las circunstancias, porque el viaje puede ser complicado, pero nuestra moral débil. O al revés.

Está en nosotros que el sueño haya sido un mero instante del que recordamos poco y nada apenas despertamos, que reprimimos y olvidamos porque cuenta tantas verdades dolorosas acerca nuestro que no queremos oír, y que esquivamos diciendo que no tenemos tiempo para eso, para sentir algo. Así como también está en nosotros tomar ese sueño, forzarnos a recordarlo y a tenerlo presente para ser conscientes de que ese que se fue y volvió, si bien sigue siendo el mismo, también es un poco distinto, porque vio cosas que no había visto, aceptó cosas que no aceptaba y rechazó otras que no rechazaba. Y también porque está dispuesto a rever su obra, a modificarla donde sea necesario, a mejorar lo bien hecho y rechazar lo que no sirve. Y a no hacerlo solo. Porque solo no se logra nada. Y si se logra, no hay nadie más que pueda valorarlo.

Ningún sueño es un sueño más, y ningún viaje nos deja sin marcas. Siempre estamos volviendo, aunque nos movamos de un lugar a otro. Ningún sitio es nuestro hogar tanto como lo son todos. Nunca estamos del todo despiertos ni dormidos. Las cosas nunca son iguales, por más que intentemos convencernos de lo contrario.

Hoy es un día tan bueno como cualquier otro.

Odisea en Marte

No hay lado oscuro, solo sombras
Ya no me aterra ser tan solo un punto más
Ni la distancia me acongoja
Tras la ventana, lejos del hogar

No quiero llaves de lo que conozco
Prefiero usar mi tiempo en algo más cabal
Como pisar arenas rojas
Dejar mi marca en esta muda eternidad

La realidad es artificial
No hay enemigos, no hay hogar

No quiero destruir lo que no entiendo
Ni puedo ver con esta máscara, en verdad
Pasarán años hasta que comprendan
Que lo que tengan nada importará

Algunos son como estas lunas bajo el sol
Que se alimentan de pánico y terror
Y tu sonrisa es una excusa ideal
Para ocultarte a todo, salvo al tiempo

La realidad es artificial
No hay enemigos, no hay hogar
No hay verdad ni necesidad
Solo inventamos para olvidar

Ya no vendrán más días como hoy
Mañana se habrán ido todos
No hay enemigos ni verdad tras el telón
Y las estrellas son un sueño

La voluntad enjaulada

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Sin esta voz no soy nada
Y siendo nada, no hay dolor
Pero el silencio no paga
Por lo que sé que no soy

Solo, soy sólo un hombre más
Inclinado ante el vacío
Doblado en el saber

¿En dónde está tu dolor?
¿En dónde está tu amor?

La voluntad, enjaulada
Por la costumbre y por el temor
Lo cotidiano es un ancla
Y lo soñado no es hoy

No digas nada que no entienda
Es tan cómodo el silencio
Y esta paz, y no cambiar

¿En dónde está tu dolor?
¿En dónde está tu amor?

Orbitando en ningún lado
Con mis respuestas a elaborar
Nunca he dejado de amar
Quizás de hablar

No hay un camino, hay lo que veo
No sé qué te da paz
Y no entiendo en dónde estás

¿En dónde está tu dolor?
¿En dónde está tu amor?

Los años en silencio

Ya ves, se pierde el tiempo al intentar pertenecer
El viento tiene cosas que romper
Espero que algo cambie en la derrota
No puedo estar cambiando siempre yo

Tu baile esconde algo que arderá al amanecer
Tu espalda, ajena a lo que doy a ver
He regalado cosas como pocas
Los años en silencio y en temor

Dejar lo que es de ayer es duro
Me encierro, empiezo otra vez
¿Y qué vamos a hacer con los idiotas
Que dicen que en silencio no hay amor?

Y darse a conocer es duro
Estoy quieto, aunque quiero correr
¿Y qué vamos a hacer con esa boca
Que trae hambre de besos y razón?

Las paredes hablan

¿Cómo saber si estoy
Llegando a donde voy?
¿Cómo no desesperarme
Al saber que la carne
Limita el amor?

Tengo recuerdos de tardes
De juegos de hermanos.
Tengo este nombre, un silencio,
Y tal vez nada mas.

Y las paredes hablan
De que no vas a estar.

Siento la paz de hoy.
Y, me equivoque o no,
Creo que el aire ganado
A la luz del pasado
Jamás nos sirvió.

Tengo las noches en vela
y el llanto temprano.
Tengo imágenes frescas
De sombra y de azar.

Y las paredes hablan
De que no vas a estar.

No quiebres mas mi voz.
No es necesario hoy.
¿Cómo podré despedirme
Si nada me dice
que es un adiós?

Tengo heridas abiertas
Y ojos cerrados.
Tengo una taza en la mesa
Que no llenarás.

Y las paredes hablan
De que no vas a estar.